Inicio este espacio con la ilusión y los nervios de escribir mi primer post. No es un post cualquiera, ya que simboliza el inicio de una nueva etapa: Una etapa para empezar a visibilizar los frutos de todo el trabajo de crecimiento y transformación que he realizado a lo largo de los últimos años.
Aunque parezca mentira, hace ya bastante tiempo que decidí tomarme un tiempo para reflexionar sobre mi futuro y tratar de encontrar mi lugar. Un lugar donde mi trabajo aporte bienestar a las personas, donde poder aprender cosas nuevas y crecer cada día. Un lugar desde el que poder poner mi pequeño granito de arena diario para que el mundo sea un poco mejor.
Fueron varias las personas que me dijeron que estaba loca… Otras me dijeron que era valiente… Yo, sinceramente creo que ni una cosa ni otra… simplemente hice lo que creía que tenía que hacer. Y hoy, miro atrás y no me arrepiento… ni de la decisión de cambiar mi rumbo profesional ni de toda mi etapa anterior. Cada etapa de mi vida, cada experiencia vivida me ha traído hasta donde estoy y me ha hecho ser quien soy. Y esta nueva etapa, incluida esta web y este post, son un paso más de este continuo proceso de crecimiento y transformación que es vivir.
Por eso, cuando Maialen de Diseñame me propuso como imagen de marca una semilla que se va transformando y abriendo hasta mostrar una flor de loto, me pareció que no podía haber hecho una mejor elección: Es el símbolo perfecto para simbolizar tanto mi propio proceso de cambio como el proceso de crecimiento y transformación que tú también puedes experimentar.
¿Por qué una flor de loto y no cualquier otra flor? Pues porque se trata de una flor especial. Para empezar, es una flor que tiene la capacidad de sobrevivir en entornos difíciles, como las zonas pantanosas. Sus raíces están en el lodo y para florecer y poder lucir con todo su esplendor, tiene que salir del lodo, atravesar el agua y salir hasta la superficie. Por todo ello, ha sido asociada por varias culturas con los complejos procesos vitales que debe enfrentar el ser humano. Pero no sólo eso: sus semillas pueden resistir cientos de años sin germinar hasta encontrar el lugar adecuado para florecer y durante la noche, cierra sus flores y se esconde en el agua y a la mañana siguiente vuelve a resurgir. Por eso, en algunas culturas ha sido asociada con un resurgir o renacimiento.
Con este post alcanzo la superficie del agua y empiezo a abrir tímidamente los pétalos, cerrando y, al mismo tiempo abriendo, un nuevo ciclo vital.